domingo, 30 de noviembre de 2014

Un pelo Pantene

Tiene el pelo liso, marrón claro que lleva normalmente recogido en una coleta. Unas pocas canas surcan su pelo dotándole de una cierta madurez. En resumen, un auténtico pelo pantene. Posiblemente todos sepáis ya a quién me refiero, ya que no es otro que el líder de Podemos, Don Pablo Iglesias.

Este nuevo partido se perfilaba como un soplo de aire fresco para renovar una política estancada en el bipartidismo como lo es la española. Una bocanada de aire en un país a punto de asfixiarse. Un partido que representa a todo un colectivo de descontentos con los políticos españoles que tantas veces nos han defraudado, mentido y robado cuanto han podido. Un pequeño David que arremete con fuerza a un acomodado Goliath ( al que ellos denominan como "casta") haciendo gala de un gran coraje y un aún mejor dominio de las redes sociales y que recientemente se ha puesto por encima de sus rivales, según varias encuestas.

Un partido nuevo, de verdadera izquierda a diferencia de las opciones más convencionales, aunque aún está por definir. Un partido diferente del resto, ya acostumbrados al poder y que se han aprovechado robando impunemente durante décadas. Un partido con fuertes convicciones que ha sacudido con fuerza la mesa que es el sistema democrático para llevarse a aquella parte más indecisa del electorado e incluso a aquellos que votan para castigar a la "casta". En resumen, un partido nuevo e incorrupto, un Robin Hood que pretende ayudar a aquellas clases más desfavorecidas, en detrimento del resto. Todo ello gracias al liderazgo del carismático y televisivo Pablo Iglesias.

O por lo menos eso parecía. Menos de un año les ha sido necesario para estafar dinero a mansalva. Por un lado encontramos el asunto de las becas de la universidad de Málaga, en el que el segundo abanderado del partido, Íñigo Errejón, se encuentra embarrado hasta las cejas. Por otro está el entramado de la productora de Líder, una pseudo "asociación sin ánimo de lucro" y que se benefició de las ventajas fiscales que esto le reportaba mientras que trabajaba como una empresa capitalista cualquiera. No olvidemos los precarios contratos de los trabajadores mientras que la productora generaba grandes beneficios que iban a parar a partes iguales tanto a sus bolsillos como a los de sus enchufados. Por último (de momento) me gustaría hacer una mención especial, aún corriendo el riesgo de ser tachado de machista a la novia de Pablo, la encantadora y especuladora Tania Sánchez.

Un partido que pretendía ser diferente, pero que ha dejado claro que de lo único en que se diferencia de sus amigos de la casta es en ese pelo pantene de su dirigente.




Jaime A.

lunes, 18 de marzo de 2013

¿Arte?

El otro día fui a una galería de arte moderno. Al principio no tenía las ideas muy claras, pero lo que vi ahí me despejó de toda duda. El arte moderno es una porquería. Lo digo y me quedo tan ancho. Y además de una una porquería, una enorme coartada para que un grupo de idiotas que sobreviven a base del dinero ajeno (vía subvenciones) traten a los demás con desprecio por no entender sus obras (que no se pueden entender). Una de las cosas que más impresionan cuando estás ahí es ver cómo algunas persona se plantan delante de alguna de las obras (que bien pueden ser un par de calcetines colgando del techo)  se ponen a mirar, fruncido el entrecejo y bien agarrada la barbilla y acto seguido alaban al artista y ofrecen sumas de dinero enormes por ella.
Jaime A.

Poker

Son las 12 de la noche y llevamos algo más de dos horas jugando. Tras mucho esfuerzo (y unas cuantas buenas manos) he conseguido multiplicar por tres el dinero con el que entré y ponerme el primero. Ha caído la mitad de la gente y solo quedamos 4. Levantan  las cartas y veo que tengo un fullhouse. El subidón de adrenalina que hay mientras suben las apuestas es impresionantes. Al final solo quedamos dos, y hay muchísima tensión. Casi la mitad de mis fichas están encima de la mesa, pero estoy convencido de que voy a ganar esta mano y la partida. Toca enseñar las cartas y esnseño mi full. Ya me estaba llevando las fichas cuando mi rval muestra su mano. Póker de cincos. La sensación de pérdida de ese momento es indescriptible, pierdo la mitad de mis fichas y veo como el otro se las lleva, poniéndose en primer lugar. El mismo proceso se repite en la siguiente mano y pierdo con una escalera en mano. En dos manos pasé del cielo al infierno. Me fui de la mesa para intentar calmarme un poco. Al final regreso a la mesa, y gracias a un golpe de buena suerte conseguí recuperar parte de lo perdido.
Escribo esta entrada casi dos horas después de haber terminado la partida, y aún habiendo ganado bastante pasta, la sensación de mala leche sigue ahí. Esto me ha hecho replantearme porqué juego a un juego en el que gane o pierda voy a acabar de mala leche. Realmente lo que quieres es pasar un buen rato con los amigos, pero si todo el mundo se cabrea ¿Cómo es que seguimos jugando? Sinceramente no tengo ni la más remota idea, solamente sé que la semana que viene pienso volver a jugar.

Jaime A.

miércoles, 13 de febrero de 2013

Los de ciencias

Buenas tardes. Soy un alumno de ciencias sociales de primero de bachillerato del colegio Retamar, y hoy me propongo analizar el desprecio que profesan los alumnos de ciencias hacia nosotros, los de letras. Obviamente, los de ciencias tienen envidia de nosotros, porque nosotros tenemos menos asignaturas y más fáciles. Además, ellos tienen asignaturas aburridas que no sirven para nada, como la física, no como nosotros que tenemos asignaturas mucho más interesantes como historia o gestión medioambiental, que además son mucho más útiles. Por otro lado, los de ciencias son idiotas, ya que se están matando a trabajar (no como nosotros, que ya curraremos en la carrera) y todos ellos acabarán o estudiando lo mismo que nosotros o trabajando para nosotros.

Está claro, el listo va a letras y el pringado a ciencias.

Jaime A.

martes, 12 de febrero de 2013

Fútbol Hooligans

El fútbol es un fenómeno social imparable, capaz de unir a  gente totalmente distinta y de enfrentar a amigos por el mero hecho de pertenecer a equipos rivales. Hoy en día, el fútbol se ha convertido en una religión con millones de fanáticos en todo el mundo que viven por y para su equipo, dirigiendo todos sus pensamientos  a él ( hay una frase que resume esto muy bien muy citada por algunos futboleros de mi clase que dice: "La vida es fútbol, el resto son sólo detalles"). En varias ocasiones me he preguntado el por qué de este fenómeno, y hoy voy a intentar contestarlo con la ayuda de un artículo de Wikipedia.

Existe una pirámide, llamada la pirámide de Maslow que intenta clasificar las necesidades del ser humano. Cual fue mi sorpresa al ver que prácticamente después de satisfacer sus necesidades más básicas (comer, beber y demás) lo siguiente que busca el ser humano es cubrir sus necesidades sociales, entre las que destacan el hecho de formar parte de un grupo y de sentirse aceptado socialmente. Esto encaja totalmente con los futboleros: Son un gran grupo con aficiones e intereses en común (fútbol) y que gozan de gran reconocimiento social. La gente necesita sentirse parte de un grupo, y el fútbol sacia totalmente esa necesidad.No hay más que ver el ambiente en la clase de los lunes por la mañana, qie se divide en la gente que comenta los partidos del finde y los que no. Además, también sirve pera hacer amigos. No necesitas saber nada de la otra persona, pero con tan solo un comentario sobre la actuación del arbitro en el partido de ayer (generalmente despectiva) ya tienes tema de conversación asegurado.

Jaime A.

domingo, 10 de febrero de 2013

Una lástima

Según varias asociaciones, los españoles vemos de media 4 horas diarias de televisión. Desgraciadamente, nos estamos cargando la cultura, ya que la gran mayoría de la gente prefiere gastar su tiempo libre viendo telebasura a leerse un libro, o ir a un museo , por ejemplo. Vivimos en una sociedad donde los protagonistas de series como Gandía Shore triunfan y son las figuras de referencia de los jóvenes de hoy en día; todos quieren ser como ellos. En nuestra sociedad se alienta a la gente a irse de botellón, pero cuidado como te pillen leyéndote un libro, porque en seguida te tachan de "bicho raro" o de antisocial. Además, los programas de televisión más  vistos reflejan claramente el nivel cultural de la sociedad (como sálvame y sucedáneos, que suelen acumular el 20% del share). No sé si alguno de vosotros lo sabíais, pero el cuarto museo más visitado de Madrid es el Bernabeu, que sigue de cerca a otros  como el Reina Sofía o el Prado (y nos salvan los turistas de países del norte, que si no podría ser el primero).



Como bien se ilustra en esta viñeta de Mafalda, vivimos en una sociedad donde la cultura pasa a ser algo innecesario y poco útil, y dónde se valora más a una persona bien vestida o con un buen coche que a una persona culta.

miércoles, 6 de febrero de 2013

Las apariencias engañan


 
Lo primero en lo que me fijé nada más ojear el libro del principito son los dibujitos que hay en casi todas las páginas del libro (y la portada). Sumando esto al hecho de que tiene unas 35 páginas, el libro me dió toda  la impresión de ser un libro para niños pequeños. Nada má empezar a léermelo descubrí lo equivocado que estaba, ya que de hecho ha resultado ser uno de los libros más profundos que jamás me he leído. Reflexionando sobre como (inconscientemente) desprecié el libro antes de léermelo y la impresión que tengo después de haberlo leído me he dado cuenta de que esto mismo que haciéndolo con un libro parece insignificante es algo que hacemos a diario con personas de nuestro entorno. Resulta mucho más fácil juzgar a una persona sin conocerla solo por lo que has oído de ella que por lo que realmente es. Es así como tenemos inconscientemente, a todas las personas que nos rodean "etiquetadas", ya sea por su apariencia física, sus notas o su forma de vestir. Como bien dice el refranero español: "No juzgues a un libro por su portada", ya que en la mayoría de las veces te equivocarás. Esto puede aplicarse tan bien a un libro como a una persona.
Jaime A.